Las familias  reciben con mucha ilusión su inmueble, que casi siempre, representa muchos años de sueños y ahorros. Las zonas comunes de su conjunto residencial, pertenecen también a esa ilusión percibida a través de los Renders ofrecidos en la sala de ventas. Sin embargo al iniciar el uso de dichas áreas, la comunidad se ve abocada a gestionar el uso y el mantenimiento de dichas áreas, en muchos casos, sin más herramientas que la buena voluntad de los miembros del consejo y de la administración provisional. Esta actividad requiere de un inventario importante de conocimientos dónde se encuentran entre otros: las normas de diseño, las normas de construcción y las garantías durante el uso. Es aquí donde se hace fundamental la participación de empresas especializadas que puedan evaluar objetivamente la documentación entregada por la constructora, el estado de la construcción, y la revisión de muchos elementos ocultos tales como la estructura y las redes secas y húmedas. En Colombia los aspectos normativos al respecto han venido evolucionando positivamente durante las dos últimas décadas. Ciudades como Bogotá cuentan adicionalmente con normatividad propia en algunos aspectos a través de entidades como la Secretaría del Hábitat.